Faro a Colón

El Faro de Colón una obra arquitectónica que mezcla la sencillez y exactitud de un homenaje simbólico con la fuerza de los grandes monumentos de nuestra época y constituye uno de los principales monumentos de América al descubrimiento del continente y al almirante Cristóbal Colón. Construído en la parte oriental de la ciudad, en el mismo altozano donde en el 1496 fue fundada la ciudad.

Es una obra de estilo gótico de 9 metros de altura sobre una base rectangular formada por 280 piezas en mármol de Carrara, algunas de hasta 3.000 kilos de peso y ornamentación de bronce. Está flanqueado por cuatro leones de bronce y presidido por una figura femenina que representa a la República Dominicana, guardiana de las cenizas del marinero genovés.

Algunas noches en fechas indicadas, El Faro ofrece un espectáculo impresionante cuando unos rayos verticales de luz, emanados de 156 luminarias, reflejan en el cielo la Gran Cruz, divisible a muchos kilómetros del lugar. En la entrada principal, se funden los colores de las banderas de todas las naciones americanas simbolizando la unión y hermandad sin distinción de razas, religiones y culturas.

En el interior se hallan los restos humanos de Cristóbal Colón aunque se duda si con certeza son los del marino, ya que éste viajó en repetidas ocasiones tanto vivo como muerto - fué trasladado entre España, Cuba y Santo Domingo desde su entierro inicial en España.

Joseph Lea Glave, un joven arquitecto inglés fue el encargado de diseñar el monumento, inaugurado el 6 de octubre de 1992, en los festejos conmemorativos del Quinto Centenario del Descubrimiento. El 11 de octubre, el Papa Juan Pablo II ofició una misa en la explanada Este del Faro y 16 de octubre fue abierto al público.

Aunque el Faro fue pensado como un monumento funerario para Colón, en su interior se adoptaron espacios apropiados para diversas exposiciones.