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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Mi Primer Viaje a Santo Domingo (I).

Viajando
Mi primer viaje a Santo Domingo fue en 2007. Salí del Aeropuerto de Madrid a las 15:00 horas del viernes 5 de Octubre del 2007, y llegaba a Santo Domingo  aproximadamente a las 19:00 del mismo viernes 5 de Octubre de 2007 (hora local de Santo Domingo). El motivo de este viaje se queda para futuros artículos y ocasiones, el motivo de este será iniciar mis sensaciones sobre este bello país.

Santo DominoTuve la suerte de aterrizar estando todavía el sol presente sobre la isla, y aunque atardeciendo, pude observar desde el aire lo verde, húmedo y bello que es este país caribeño. En ese momento desde la ventanilla del avión en el que aterrizaba a la que será para siempre mi segunda patria pude observar como la tierra parecía agua de mar de oscuro fondo, incluso pensé por un momento que estábamos volando sobre el mar caribe, aunque pronto descubrí que se trataba de tierra, y no de agua.


El Aterrizaje
No seré yo quien critique las costumbre de mi segunda patria, ni muchísimo menos, es más yo mismo lo hago ahora cada vez que viajo para allá, pero fue para mi una sorpresa ver como el Dominicano aplaude y grita de emoción y alegría al aterrizar el avión en su nación, es algo que no he visto en otros sitios, y que me llamó mucho la atención. También es de mencionar, como el Dominicano se acicala y se prepara para llegar a su casa, especialmente la mujer dominicana, que puedo decir que es muy presumida, unos 15 minutos antes de aterrizar habia una cola considerable de mujeres que querían entrar al baño para poder arreglarse, probablemente para estar perfectas para sus familiares que les esperan en el aeropuerto.

Nada más salir del avión, fue muy fuerte la sensación de humedad que sentí, a pesar de ser natal de Alicante, lugar húmedo por el baño del mediterráneo, nunca había sentido una sensación de húmeda tan intensa dentro de un edificio, como la que sentí a mi llegada al aeropuerto Internacional de las Américas.

La Tarjeta Turística
Nada más salir del avión, y sin tener que recorrer grandes distancias, ya que el aeropuerto no es excesivamente grande, nos encontramos la primera anécdota y comentario en el que me voy a recrear. Al entrar en República Dominicana, como en muchos otros países te hacen pagar unas tasas o similar, hay que adquirir la denominada tarjeta turística. Lo que me llamó la atención fue que la misma se puede pagar en Euros o Dolares, siendo su coste 10 $ o 10 €, cuando al cambio en el momento que yo entraba el euro estaba algo más fuerte que el dolar, por lo que era más lógico pagar en Dolares. Por supuesto ellos te pide Euros, ya que así ganan más. Acto seguido de comprarla, y a unos 3 m, siguiendo la cola de extranjeros que llegábamos a disfrutar del caribe, un simpático lugareño te pide la tarjeta turística y con una sonrisa en la boca dice "bienvenido a República Dominicana", creo que nunca he puesto una cara de tonto como la que puse ese día. 
Nota: En los siguientes viajes, esta mecánica ha cambiado un poco, y esperan algo más de tiempo y de distancia para quitarte la tarjeta de las manos. La verdad, así me parece algo mejor y mucho más presentable. Yo siempre que voy la pago en Dolares, ya que el Euro está más fuerte, al menos hasta la fecha.

El Aeropuerto
Una vez entregué la dichosa Tarjeta turística, pasé los típicos trámites fronterizos y recogí mis maletas, que gracias a Dios estaban enteras. A estas alturas yo empezaba a estar cansado llevaba muchas horas de viaje, para mi era la 1 de la madrugada, pero en Santo Domingo solo eran las 7 de la tarde, y saliendo de la zona internacional, te encuentras una salida de las más curiosas que yo he visto, es un pasillo humano, que recibe generalmente a un familiar que vive en el extranjero, este recibimiento se convierte en una enorme fiesta, a la que asisten muchos familiares, amigos, el griterío es abrumador y una sensación difícil de describir.

En mi próximo POST os contaré mis primeras impresiones a la salida del aeropuerto... mientras podréis seguir leyendo los artículos de MOZART.

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